Novena de San José
Practica Cuaresmal de hoy
PRATICA CUARESMAL DE HOY
#CuaresmaConAcción
Comparte tu pan con un necesitado
Cuaresma no solo es interiotización, también es acción, es pensar en el prójimo, es despojarse de ti mismo, por tal motivo con el desafío de este día te invitamos a que te desprendas de algo material para darle de comer a alguien que realmente lo necesita, para esto debes salir al encuentro de está persona. Puedes privarte de un tiempo de comida, o ocupar el dinero que tenías previsto para otra cosa (ejemplo: una salida al cine, una salida a comer con tus amigos, un paseo) y dónalo a una persona o un grupo de personas, que sufran hambre.
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Práctica Cuaresmal de hoy
Cuaresma 2022: estos son los tres consejos del papa Francisco
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El Pontífice inspira su mensaje para este camino cuaresmal en la exhortación de san Pablo a los gálatas: ‘No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos’ (Ga 6,9-10a)”
“La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y
comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
Para nuestro camino cuaresmal de 2022 nos hará bien reflexionar sobre la exhortación
de san Pablo a los gálatas: ‘No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no
desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras
tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos’ (Ga 6,9-10a)”. Con
estas palabras comienza Francisco su Mensaje para la Cuaresma 2022. ¿Sabes cuáles son
los tres consejos del Papa para este año?
1. Siembra
y cosecha
“Con demasiada frecuencia prevalecen en nuestra vida la avidez y
la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir”, pero “la
Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la
verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el
dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir”,
señala el Pontífice. Así, “la llamada a sembrar el bien no tenemos que verla
como un peso, sino como una gracia con la que el Creador quiere que estemos
activamente unidos a su magnanimidad fecunda”, agrega.
“¿Y la cosecha? ¿Acaso la siembra no se hace toda con vistas a la
cosecha?”, se pregunta Jorge Mario Bergoglio para contestarse con un rotundo
sí. “Un primer fruto del bien que sembramos lo tenemos en nosotros mismos y en
nuestras relaciones cotidianas, incluso en los más pequeños gestos de bondad”,
explica. Y añade: “En Dios no se pierde ningún acto de amor, por más
pequeño que sea”.
En realidad, “solo vemos una pequeña parte del fruto de lo que sembramos”, destaca.
“Precisamente sembrando para el bien de los demás participamos en la
magnanimidad de Dios -continúa-. Sembrar el bien para los demás nos libera de
las estrechas lógicas del beneficio personal y da a nuestras acciones el amplio
alcance de la gratuidad, introduciéndonos en el maravilloso horizonte de los
benévolos designios de Dios”. Y agrega: “La Palabra de Dios ensancha y eleva
aún más nuestra mirada, nos anuncia que la siega más verdadera es la
escatológica, la del último día, el día sin ocaso”.
2. ‘No nos
cansemos de hacer el bien’
“Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la
preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la
pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio
egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de
los demás”, indica el Papa.
En este sentido, invita a no cansarnos de rezar, de extirpar
el mal de nuestra vida y de hacer el bien en la caridad activa hacia el
prójimo. En primer lugar, “necesitamos orar porque necesitamos a Dios.
Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa”. En segundo
lugar, muestra su esperanza de “que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide
en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado”. Y, por
último, recuerda que “la Cuaresma es un tiempo propicio para buscar a quien
está necesitado; para llamar a quien desea ser escuchado y recibir una buena
palabra; para visitar a quien sufre la soledad”.
3. ‘Si no
desfallecemos, a su tiempo cosecharemos’
“Quien caiga tienda la mano al Padre, que siempre nos vuelve a levantar. Quien se
encuentre perdido, engañado por las seducciones del maligno, que no tarde en
volver a Él. En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y
en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien. El ayuno prepara
el terreno, la oración riega, la caridad fecunda”, apunta Francisco.
Asimismo, concluye invocando a la
“Virgen María, en cuyo seno brotó el Salvador”, para que “nos obtenga el don de
la paciencia y permanezca a nuestro lado con su presencia maternal, para que este tiempo de
conversión dé frutos de salvación eterna”.
MIERCOLES DE CENIZA
La Cuaresma: Qué es y qué significa, definición de la cuaresma y oraciones
La Iglesia nos propone a todos los cristianos seguir el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, nos preparamos, en este tiempo de Cuaresma para la celebración de las solemnidades pascuales, con la purificación del corazón, y una actitud penitencial.
«La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto» Catecismo de la Iglesia Católica, 540.
¿Qué es la Cuaresma?
El significado de Cuaresma viene del latín “quadragesima”, período litúrgico de
cuarenta días reservado a la preparación de la Pascua de Resurrección. Cuarenta días en
alusión a los 40 años que pasó el pueblo de Israel en el desierto con Moisés y
los 40 días que
pasó Jesús en el desierto antes de iniciar su vida pública.
Este es un tiempo de preparación y de conversión para
participar en el momento culminante de nuestra liturgia, junto a toda la
Iglesia Católica.
En el Catecismo, la Iglesia propone seguir el ejemplo de Cristo
en su retiro al desierto, como preparación de las solemnidades pascuales. Es un tiempo
particularmente apropiado para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales,
las peregrinaciones como signo de
penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, y la comunicación
cristiana de bienes por medio de obras caritativas y misioneras.
Este esfuerzo de conversión es el movimiento del corazón contrito,
atraído y movido por la gracia a responder al amor misericordioso de
Dios que nos ha amado primero.
No podemos considerar esta Cuaresma como una época más, repetición
cíclica del tiempo litúrgico. Este momento es único; es una ayuda divina que
hay que acoger. Jesús pasa a nuestro lado y espera de nosotros —hoy, ahora— una
gran mudanza. Es
Cristo que pasa, 59
¿Cuándo empieza la cuaresma?
La imposición de la ceniza en la frente
de los fieles, el Miércoles de Ceniza, es el inicio de
este camino. Constituye una invitación a la conversión y a la
penitencia. Es una invitación a recorrer el tiempo de Cuaresma como una
inmersión más consciente y más intensa en el misterio pascual de Jesús, en su
muerte y resurrección, mediante la participación en la Eucaristía y en la
vida de caridad.
El tiempo de Cuaresma
termina el Jueves Santo, antes de la Misa in coena Domini (la cena del
Señor) con la que comienza el Triduo Pascual, Viernes Santo y Sábado
de Gloria.
Durante estos días miramos nuestro interior y asimilamos el
misterio del Señor siendo tentado en el desierto por Satanás y
su subida a Jerusalén para su Pasión, Muerte, Resurrección y
Ascensión a los cielos.
Recordamos
que hemos de convertirnos y creer en el Evangelio y que somos polvo, hombres
pecadores, criaturas y no Dios.
¿Qué mejor manera de comenzar la Cuaresma? Renovamos la fe, la
esperanza, la caridad. Esta es la fuente del espíritu de penitencia, del deseo
de purificación. La Cuaresma no es sólo una ocasión para intensificar nuestras
prácticas externas de mortificación: si pensásemos que es sólo eso, se nos
escaparía su hondo sentido en la vida cristiana, porque esos actos externos son
—repito— fruto de la fe, de la esperanza y del amor. Es Cristo que pasa,
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¿Cómo vivir la Cuaresma?
La Cuaresma puede vivirse a través del sacramento de la
Confesión, la oración y las actitudes positivas.
Los católicos nos preparamos para los eventos
claves de la
Semana Santa a través de los pilares de la oración, el ayuno y
la limosna. Estos, nos guían en la reflexión diaria sobre nuestra propia vida
mientras nos
esforzamos por profundizar nuestra relación con Dios y con el prójimo, sin importar en
qué parte del mundo viva el prójimo. La Cuaresma es un tiempo de crecimiento
personal y espiritual, un tiempo para mirar hacia afuera y hacia
adentro. Son jornadas de misericordia.
El arrepentimiento y la confesión
Como tiempo de penitencia, la Cuaresma es un buen momento
para confesarse. No es obligatorio, ni hay ningún mandato de la Iglesia que obligue a
ello pero encaja muy bien con las palabras del Evangelio que repite el
sacerdote el día Miércoles de Ceniza.
«Recuerda
que polvo eres y en polvo te convertirás»
«Conviértete
y cree en el Evangelio»
En estas palabras santas hay un elemento común: la conversión. Y ésta es solo posible con
el arrepentimiento y el cambio de vida. Por ello, la confesión en la
Cuaresma es una manera práctica de pedir perdón a Dios por nuestros pecados
y recomenzar. El modo ideal de comenzar este ejercicio de introspección, es por
medio de un examen de conciencia.
La Penitencia
La penitencia, traducción latina de la palabra griega «metanoia» que en la
Biblia significa la conversión del pecador. Designa todo
un conjunto
de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de
cosas que resulta de ello para el pecador. Literalmente cambio de vida, se dice
del acto del pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o
del incrédulo que alcanza la fe.
La Conversión
Convertirse es reconciliarse
con Dios, apartarse del mal, para establecer la amistad con el Creador. Una vez
en gracia, después de la confesión y lo que ello implica, hemos de proponernos
cambiar desde dentro todo aquello que no agrada a Dios.
Para concretar el deseo de conversión, se puede hacer obras de conversión, como son, por
ejemplo: Acudir
a los sacramentos; superar las divisiones, perdonar y crecer en espíritu fraterno;
practicando las Obras
de Misericordia.
El ayuno y la abstinencia
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SERMON DE DESCENDIMIENTO Hermanaos: el Sacrifico de Cristo ha sido consumado. El señor Jesús ha exhalado su último suspiro. Ahora en...